03 abril 2008

Tributo

Granizo azabache y oro está lloviendo en Sevilla

La Maestranza oscurece, los clarines se silencian

porque ha llegado Marina con una negra mantilla

Negra como el cielo negro que viento arrecia

oro como el ruedo oro de Albero intenso


Suenan acordes de copla y una guitarra flamenca

ni pájaros baten alas, ni una mosca se oirá

solo la dulce sintonía de un cantar por bulerías

una tarde de Mayo, en dónde Joselito el Gallo

hubiera querido estar.


Negro el toro, larga la sombra y rítmico el compás

en naturales al tempo

acompañados por un cuerpo

que parece desmayar.


Granizo azabache y oro abrieron la Puerta Grande;

chispeaban las luces del traje del novillero

¡en volandas lo sacaron!

comentaban los más viejos


Las dos orejas le dieron, las dos al joven torero.

Nunca olvidarán los muros de la plaza

sus verónicas hiladas

con la seda del temple;


Nunca sus ojos olvidarán

como asomaron los pañuelos;

como y cuando más que nunca, se sintió el gran torero

de nombre... Pedro Carrero


Z.

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