Granizo azabache y oro está lloviendo en Sevilla
La Maestranza oscurece, los clarines se silencian
porque ha llegado Marina con una negra mantilla
Negra como el cielo negro que viento arrecia
oro como el ruedo oro de Albero intenso
Suenan acordes de copla y una guitarra flamenca
ni pájaros baten alas, ni una mosca se oirá
solo la dulce sintonía de un cantar por bulerías
una tarde de Mayo, en dónde Joselito el Gallo
hubiera querido estar.
Negro el toro, larga la sombra y rítmico el compás
en naturales al tempo
acompañados por un cuerpo
que parece desmayar.

Granizo azabache y oro abrieron la Puerta Grande;
chispeaban las luces del traje del novillero
¡en volandas lo sacaron!
comentaban los más viejos
Las dos orejas le dieron, las dos al joven torero.
Nunca olvidarán los muros de la plaza
sus verónicas hiladas
con la seda del temple;
Nunca sus ojos olvidarán
como asomaron los pañuelos;
como y cuando más que nunca, se sintió el gran torero
de nombre... Pedro Carrero
Z.
No hay comentarios:
Publicar un comentario